domingo, 28 de agosto de 2011

ANOCHECER


Oh noche verdaderamente mía,
En la que encuentro luz incandescente,
Darle mi cena pues Jesús en vía
Se aloja en mí y su ardor naciente.

Hay versos en el silencioso oscuro
Ya no se hace ruidos, todo es calma
No tractor, puertas, cerrojos duros,
Sólo habla El y duerme en mi alma.

Qué paz, qué amor en cada noche humana
El hombre vuelve al seno de su madre
Y este anochecer su paz emana:
Estamos Dios y yo: hijo y Padre.




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